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Miles de cubanos ingresaron a la embajada peruana para pedir refugio y un salvoconducto que los hiciera salir de la isla. Archivo
Miles de cubanos ingresaron a la embajada peruana para pedir refugio y un salvoconducto que los hiciera salir de la isla. Archivo

44 años de la toma de la Embajada de Perú en La Habana: todo lo que sucedió

Por: Marleidy MuñozPublicado: 4 de abril de 2024 - Actualizado: 4 de abril de 2024

Si tienes poco tiempo...

  • La estampida de las miles de personas que ingresaron a la embajada peruana, «desencadenó la mayor invasión pacífica de una sede diplomática que registre la historia y que culminó con un éxodo sin precedentes.

  • Exiliados cubanos en Florida (EE. UU.) organizaron un puente marítimo de rescate. Castro terminó aceptando, y llegaron al puerto de Mariel, al oeste de La Habana, embarcaciones procedentes de Miami que iban en busca de familiares.


Alrededor de 10 800 cubanos entraron a la Embajada de Perú en La Habana en los días siguientes al 4 de abril de 1980. Impulsados por la crisis económica y el clima de represión a cualquier idea política contraria a las del Partido Comunista, las personas buscaban alimentos y permisos de salida para huir del régimen de Fidel Castro.

La estampida de los miles de cubanos que ingresaron a la embajada peruana «desencadenó la mayor invasión pacífica de una sede diplomática que registre la historia y que culminó con un éxodo sin precedentes», reportó el diario El Comercio.

Esta crisis fue el antecedente inmediato del «éxodo de Mariel» que llevó a las costas de la Florida, en Estados Unidos, a más de 125 000 exiliados.

Antes del «tsunami del 4 de Abril»

En agosto de 1979, el policía de tránsito cubano Ángel Gálvez dejó su motocicleta en la avenida, saltó la alambrada del jardín de la Embajada del Perú en La Habana y pidió asilo. El episodio se trató con mucha reserva entre ambos países.

Al año siguiente, el 17 de enero, un vehículo con doce personas (cuatro hombres, tres mujeres y cinco niños) también atravesó el portón del jardín diplomático. Iniciaron así una racha de incidentes que culminaría en un éxodo masivo de cubanos. 

El entonces embajador peruano Edgardo de Habich Rospigliosi accedió inicialmente a la solicitud del Gobierno cubano de que las fuerzas especiales sacaran a los refugiados de la residencia. Sin embargo, su decisión fue revocada por el gobierno de Fernando Belaúnde Terry, quien desautorizó al funcionario, lo reemplazó y ordenó recibir a los cubanos que pidieran asilo, según se señala en la investigación «De los sueños del Mariel a los inhóspitos arenales de Villa El Salvador, en Perú».

El 31 de enero, otros tres cubanos más entraron a la embajada peruana y pidieron asilo. El 28 de marzo también irrumpió en el jardín de la sede diplomática, ubicada entonces en 5ta. Avenida e/ 70 y 72, en el reparto capitalino de Miramar, un ómnibus con su conductor y dos jóvenes. La cuenta llegó a 19 «ingresantes», como les llamaron los funcionarios peruanos.

Días después se registró el episodio que detonó la crisis.

La toma de la Embajada 

Un ómnibus estatal se estrelló el 1º de abril de 1980 alrededor de las 3:55 p. m., contra la verja de la embajada del país andino. El chofer del transporte urbano se identificó como Francisco «El Títere» y estaba acompañado por Héctor Sanyústiz y Radamés Gómez, entre otras pocas personas.

El incidente desató un tiroteo que costó la vida al guardia cubano Pedro Ortiz Cabrera por una bala que rebotó; y resultaron heridos Sanyústiz y Gómez, a quien «una bala le rozó la cabeza» y «otra le entró por la espalda», publicó en CubaNet el periodista independiente Luis Cino, quien conoció a Radamés y escuchó el testimonio de los sucesos en la voz del protagonista.

«[Al guardia] lo mató el fuego cruzado de sus colegas. Los tripulantes de la guagua iban desarmados», agregó el articulista.

Apenas ocurrieron los hechos, llegó a la embajada el jefe de Protocolo de la Cancillería cubana, Roberto Meléndez, y pidió a sus conciudadanos que desistieran, pero no tuvo éxito. Por su parte, los diplomáticos peruanos se negaron a entregar a quienes habían irrumpido en la embajada.

La respuesta de Castro fue «gritar a toda voz, por radio y por altavoces que “pueden irse del país si les da la gana”», describió el periodista Luis Cino.


El gobernante no imaginó que le tomarían la palabra y miles de cubanos apostarían por huir de la isla. En menos de 48 horas más de 10 000 personas entraron a los predios de la embajada peruana para pedir asilo, después de que el 4 de abril, las autoridades cubanas retiran la protección a la sede diplomática.

«Yo le llamé a ese día: “Asalto a la Libertad”», contó Sanyústiz.

Estampida de cubanos pidiendo refugio

En los dos días siguientes al 4 de abril de 1980, miles de cubanos ingresaron a la embajada peruana para pedir refugio y un salvoconducto que les permitiera salir de la isla.

El encargado de la embajada, el diplomático peruano Ernesto Pinto-Bazurco Rittler, en representación de su Gobierno, se comprometió a garantizar el asilo de los cubanos. Perú pidió ayuda a organizaciones internacionales y otros países. Costa Rica, Canadá y España aceptaron recibir a parte de los refugiados.

En la sede diplomática de la nación andina, los cubanos estuvieron hacinados, muchos a la intemperie y con apenas alimentación. «Había cinco personas por metro cuadrado», detalló Pinto-Bazurco.

cubanos toman la embajade de Perú en La Habana

Fidel Castro ordenó que se cercara la embajada y comenzó desde la narrativa gubernamental a descalificar a las personas reunidas allí, tildándolos de «antisociales» y «escorias». Además, comenzaron a organizarse frente a la sede diplomática peruana  mítines de odio -conocidos como actos de repudio- contra los refugiados, para promover la idea de que «el pueblo» de manera espontánea demostraba su respaldo al régimen.

Según contó el exembajador Ernesto Pinto-Bazurco al diario El Comercio, décadas después de los hechos, uno de los momentos que más lo impactó en las negociaciones con Castro fue que, tras plantearle el asunto desde el punto de vista jurídico, el gobernante le dijo: «Bueno, pero hay una diferencia bien grande, yo sé matar, tú no».

Pinto-Bazurco relató que personas del entorno de Fidel Castro promovían que la embajada entregara al régimen algunos de los solicitantes de asilo. En opinión del diplomático, «en las dictaduras son los entornos los que quieren ser fuertes, hacen méritos. (...) Le dije [a Castro]: “Mire, este no es problema mío, ni del Perú, yo me voy mañana y ustedes se quedan con el problema, acá hay que tratar de solucionar”».

El reconocido periodista César Hildebrandt fue el único reportero peruano que ingresó a la embajada de su país en La Habana, cuando ya se hacinaban allí miles de cubanos, e informó en la revista Caretas lo que sucedía. En una crónica de la citada publicación peruana, se describe que «el 4 de abril, a las 8 en punto, convergieron sobre la Embajada tres grandes grúas motorizadas y vehículos policiales. En minutos, arrancaron de cuajo las casetas de cemento que utilizaban los centinelas y cargaron los pedrones que habían sido colocados días atrás en la Quinta Avenida y la Calle 72 para impedir otra incursión».

Hildebrandt reportó que simultáneamente la prensa estatal cubana empezó «a repetir un violento comunicado que culpaba al Perú por los incidentes, anunciaba la muerte del policía, e invitaba a todos los que quisieran salir del país, “cualquiera sean sus antecedentes delictivos”, a acudir a nuestra desguarnecida embajada».

Eso «sembró el pánico» entre quienes habían ingresado a la embajada, quienes suponían que una turba se aprestaba a lincharlos, y los dos diplomáticos, cuatro auxiliares y tres secretarias administrativas «se prepararon para lo peor».

Los insultos y agresiones

Durante varios días, turbas de simpatizantes del Gobierno cubano, instigados desde el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), se concentraron en las inmediaciones de la Embajada de Perú en La Habana. Portaban pancartas y gritaban consignas como: ¡Que se vayan! ¡Gusanos, si sacan los pies se los cortamos! ¡Que se vayan los parásitos y la escoria! ¡Que tiemblen los flojos, el pueblo entró en acción! o ¡Gusano, lechuza, te vendes por pitusa! 

Los mítines de odio también incluían ofensas verbales, lanzamiento de huevos, comida y agresiones físicas.

repudio

Perú acoge a más de 800 cubanos

El primer grupo de 97 cubanos exiliados llegó a Perú en la madrugada del 18 de abril de 1980. Los días posteriores continuaron llegando más cubanos a Lima hasta completar los 850.


El exembajador Ernesto Pinto-Bazurco, por su compromiso con la protección de los derechos humanos, mereció el Premio Palmer y fue propuesto para el Premio Nobel de la Paz (2016).

En una entrevista donde le preguntaron por qué decidió acoger a los cubanos que entraron en la embajada, el abogado y diplomático peruano respondió: «Primero, porque no le tenía miedo al régimen. En segundo lugar, porque actué de acuerdo con mis convicciones y con los intereses del Perú. En la Constitución del 79 el Perú se obligaba a dar asilo y protección».

embajador peruano

Las autoridades se negaron a expedir salvoconductos a Radamés, Francisco «El Títere» y una madre con su hijo, según un artículo de CubaNet. Permanecieron en la embajada peruana, «incomunicados, bajo protección de las autoridades peruanas, durante cuatro años y siete meses, hasta que los dejaron salir».

Éxodo de Mariel 

La crisis en la embajada de Perú desató lo que se conoce como éxodo de Mariel.

Entre abril y septiembre de 1980, exiliados cubanos en Florida (EE. UU.) organizaron un puente marítimo de rescate. Castro terminó aceptando, y llegaron al puerto de Mariel, al oeste de La Habana, embarcaciones procedentes de Miami que iban en busca de familiares.

En apenas unas semanas más de 125 000 cubanos cruzaron el Estrecho de Florida en busca de una vida mejor. Quienes serían conocidos como «los marielitos», salieron de la isla en más de 1600 embarcaciones.

Mariel

El puente marítimo concluyó por mutuo acuerdo entre La Habana y Washington en octubre de 1980. El éxodo del Mariel fue uno de los movimientos migratorios más notables del siglo pasado.


El académico Sebastián Arcos cree que el «mito de la Revolución cubana comienza a caer con el Mariel».

exiliados-cubanos-Mariel

Crisis migratoria reciente

Cuba se enfrenta hoy a una crisis política, social y económica sin precedentes, que también ha provocado niveles récord de emigración, mayores que los del éxodo del Mariel y la crisis de los balseros de 1994.


Según reportes de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), casi 425 000 cubanos llegaron a Estados Unidos en los años fiscales 2022 y 2023.

Además, unos 36 000 cubanos presentaron solicitudes de asilo en México entre enero de 2022 y noviembre de 2023. «En conjunto, estas cifras representan más del cuatro por ciento de la población cubana, lo que equivale a vaciar provincias enteras de la isla en solo dos años. Estas asombrosas cifras no tienen en cuenta los miles más que se han dirigido a Brasil, Rusia, Uruguay y otros países durante el mismo período», publicó la organización.

Fuentes consultadas

El Comercio: Cubanos en el Perú: en 1980 Lima recibió a 850 exiliados que invadieron la embajada peruana en la isla

El Comercio: Embajador Pinto: “Fidel Castro me dijo ‘yo sé matar, tú no’”

Blog El tono de la voz: A 30 años del éxodo: el Padre del Mariel

CubaNet:

Radamés

A 44 años de los sucesos de la embajada de Perú

Exdiplomático rompe el silencio sobre la embajada de Perú

Distintas Latitudes: Actos de repudio: una forma de represión de las disidencias políticas en Cuba

Rialta: DOSIER | Mariel: 40 aniversario

WOLA: Cinco tendencias clave en la migración cubana en 2023

Diario Las Américas: A 40 años del asalto necesario a la Embajada de Perú en La Habana

14ymedio: A 35 años de la embajada de Perú

BBC Mundo: Mariel: 30 años del éxodo cubano

Caretas: La avalancha inaudita

Investigación: De los sueños del Mariel a los inhóspitos arenales de Villa El Salvador, en Perú

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