Aumentan los embarazos de adolescentes en Cuba

Especialistas del Centro de Estudios Demográficos (Cedem) de la Universidad de La Habana, advirtieron sobre el aumento de la fecundidad adolescente en el país, durante un encuentro de la Comisión gubernamental para la atención a la dinámica demográfica realizado a finales de enero. 

Matilde Molina Cintra, subdirectora del citado centro de la casa de altos estudios, alertó: «Hay dos municipios en el país donde el grupo de 15-19 años es el primer grupo que está hoy aportando a la fecundidad. Y hay 19 municipios en los cuales es el segundo grupo que aporta a la fecundidad. Es decir, hay 21 municipios a los cuales hay que ponerle una mirada directa para ver qué pasa», reportó la televisión cubana (VIDEO, min. 0.40) el 29 de enero.  

Las afirmaciones de la Dr. Reina Fleites, profesora titular del Departamento de Sociología, relacionadas con el aumento de la fecundidad adolescente en Cuba, son VERDADERAS. Varios funcionarios del sector de la Salud y otros especialistas han reconocido que la curva de la fecundidad temprana aumentó en la mayoría de las provincias del país. 

Reinol Delfín García Moreira, viceministro de Salud Pública, también reconoció (VIDEO min 10.10) en una comisión de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento unicameral) en julio de 2023, que hubo un aumento «significativo» de los embarazos de adolescentes en la isla ese año, con respecto al 2022. 

El descenso de la fecundidad, contrasta con el aumento de las gestaciones en edades tempranas, «por encima de lo esperado y deseado», según dijo la también vice titular del Ministerio de Salud Pública (Minsap), Tania Cruz Hernández.

En una reunión del grupo gubernamental que atiende el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres (PAM), la viceministra primera del Minsap señaló que esto «constituye una de las principales preocupaciones del organismo».

Sin embargo, en otro chequeo publicado por Martí Verifica, la periodista y reconocida activista cubana Marta María Ramírez, señaló que «fue vergonzosa la manera en que el Parlamento culpabilizó a las adolescentes que tuvieron embarazos en este último periodo, y las calificó como “afrodescendientes, pobres y de espacios rurales”. El Estado se quitó toda la responsabilidad y la depositó en manos de niñas». 

De acuerdo con Ramírez, las autoridades no proponen una estrategia intersectorial que disminuya la vulnerabilidad de las adolescentes.

El «embarazo adolescente o embarazo precoz» se produce entre la adolescencia inicial o pubertad -comienzo de la edad fértil y el final de la adolescencia-, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece en los 19 años.

Expertos advierten que es «un embarazo de elevado riesgo, no solo por las repercusiones que tiene sobre la salud de la madre adolescente y su hijo, sino por las implicaciones socioculturales, psicológicas y económicas que conlleva, con un elevado costo personal, educacional, familiar y social».

Aumento de embarazos en adolescentes cubanas: cifras

Entre 2019 y 2021 la curva de la fecundidad temprana en Cuba se mantuvo a la baja: nacieron menos bebés de madres adolescentes y disminuyeron los embarazos.

Sin embargo, la profesora e investigadora Matilde Molina Cintra, subdirectora del Cedem, advirtió en declaraciones a la prensa que, «en 2019 los partos de madres de entre 15 y 19 años representaban el 16,7 por ciento del total de nacimientos del país, en 2020 esa cifra subió a 17 por ciento y en 2021 a 17,1».

El viceministro del Minsap, Reinol D. García Moreira, declaró en julio de 2023 que hubo «de 12 a 19 años: 7,953 embarazadas; o sea tenemos menos números de embarazos, pero en esas edades hay un incremento. Provincias con indicadores muy elevados como Las Tunas, Camagüey Granma y Holguín. Tenemos estratificados 50 municipios en el país que tienen tasas de fecundidad en la adolescencia por encima de 50.1, que es la tasa [de nacimientos por mil mujeres] del país; o sea, hay cincuenta embarazos cada mil adolescentes, en ese en ese grupo de edad; y hay municipios, sobre todo en la región oriental, que tienen tasas por encima de 50, de 60, e incluso por encima de 90». 

De acuerdo con García Moreira de «este fenómeno no está exento ninguna provincia» y «la única provincia que no tiene tasa de fecundidad en la adolescencia por encima de esta cifra, es La Habana, pero ya hay municipios como San Miguel de Padrón y Arroyo Naranjo, que se acercan a esta cifra». 

Sobre los datos referidos a la fecundidad en adolescentes de 14 años o menos, no se tienen cifras claras, porque las estadísticas se incluyeron en el grupo de edad de 15 a 19 años, en los últimos anuarios publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba (ONEI).

Según los resultados de la última Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS Cuba, 2019), realizada por el Minsap con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Cuba, el 12.4 % de las adolescentes entre 15 y 19 años habían tenido un hijo nacido vivo o estaban embarazadas de su primer hijo en 2019. Y uno de cada cuatro abortos correspondía a una mujer de 19 años o menos.

El Ministerio de Salud de Cuba no brinda información relacionada con los abortos en el país según la edad de la paciente. No obstante, una investigación realizada por la demógrafa Matilde de la Caridad Molina indica que «la tasa de interrupción de embarazo de las adolescentes es mayor que la del resto de los grupos de mujeres en edad fértil».

De acuerdo al citado estudio «el número de interrupciones supera al número de nacidos vivos, para las mujeres menores de 20 años».

En un artículo publicado por el medio estatal Cubadebate, se menciona que «numerosas investigaciones han colocado su análisis en esta problemática, que desde la demografía los especialistas han alertado constituye la mayor desarticulación presente en la fecundidad cubana hoy».

Causas que contribuyen a los embarazos no intencionales en la adolescencia

Expertos señalan que la mayoría de los embarazos en la adolescencia no son intencionales y, por tanto, pueden prevenirse.

La doctora Grisell Rodríguez, oficial en Cuba del programa del Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa), expresó en marzo de 2022 al presentar el informe «Visibilizar lo Invisible: La necesidad de actuar para poner fin a la crisis desatendida de los embarazos no intencionales»:

«No es sobre la maternidad. Es sobre si el mundo valora a las mujeres y a las niñas más allá de su capacidad reproductiva y en qué medida. Se trata de lo que ocurre antes de un embarazo, la información que no se recibe, los anticonceptivos que no se utilizan, la falta de negociación en las parejas. Se trata de la coacción y la desinformación sobre el uso de anticonceptivos, que socava el poder de decidir de las mujeres sobre sus propios cuerpos».

Entre las causas que inciden en la fecundidad adolescente está la temprana edad de inicio de las relaciones sexuales (incluso antes de los 15 años de edad) y la baja percepción de riesgo sobre las prácticas sexuales sin protección. También se suman la inestabilidad en las relaciones sexuales, los matrimonio precoces y uniones consensuales, la interrupción de embarazo y el escazo uso de métodos anticonceptivos, lo que se agrava por la escasez de los anticonceptivos en el país. 

En el caso de las uniones precoces, hay una característica que advierten los especialistas: la diferencia de edad entre los miembros de la pareja, que  a veces  puede estar entre siete y 10 años de edad. 

Hasta septiembre de 2022 esto tenía respaldo en las leyes cubanas. El antiguo Código de Familias -derogado en 2022-, reconocía en el artículo 3 el matrimonio con menores de 18 años; en el caso de las adolescentes debían tener al menos 14 años cumplidos y 16 los varones, siempre y cuando contaran con el consentimiento de ambos progenitores. La legislación actual establece la prohibición del matrimonio infantil, sin excepciones.

Por otro lado, el derecho a elegir si se quieren tener hijos, así como el número de ellos y con qué frecuencia tenerlos, está plasmado en muchos acuerdos mundiales (UNFPA, 1994; Asamblea General de las Naciones Unidas, 1989; Asamblea General de las Naciones Unidas, 1979). 

«La crisis invisible»

«Somos conscientes de los enormes costos que conllevan los embarazos no intencionales: costos para la salud, la educación y el futuro de los individuos, costos para los sistemas sanitarios en su conjunto, los trabajadores y las sociedades. La pregunta que surge es: ¿por qué no se han tomado medidas adicionales para garantizar la autonomía corporal de todos?», cuestionó la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva Fondo de Población de las Naciones Unidas, en el informe (2022) «Visibilizar lo Invisible: La necesidad de actuar para poner fin a la crisis desatendida de los embarazos no intencionales». 

Esta es una problemática social que necesita estrategias integrales y atención desde las políticas públicas. 

Sin embargo, en Cuba, a pesar de ser advertido por varios especialistas del país en los últimos años, el aplazamiento indefinido del Programa de Educación Integral en Sexualidad con Enfoque de Género y Derechos Sexuales y Reproductivos, pone en entredicho el supuesto compromiso del Gobierno cubano con la atención al aumento de la fecundidad adolescente, un problema social y de salud.

Entre los desafíos para atender los embarazos de adolescentes en el país, la prensa estatal  menciona la necesidad de «intensificar la educación integral de la sexualidad; romper con los estereotipos y las brechas de una sexualidad y una cultura patriarcal; disponer de métodos anticonceptivos cada vez más adecuados para los adolescentes; mayor acompañamiento y preparación de las familias en estos temas y mayor información sobre los servicios sexuales y reproductivos y un mayor acceso a los mismos de manera equitativa».

A pesar de la narrativa gubernamental, no se garantizan los condones durante meses en la red de farmacias, según reportes de cubanos en redes sociales. Y, en sentido general, la crisis del sistema sanitario cada vez se agudiza más.

El Día Mundial de Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes se celebra en varios países el 26 de septiembre. La fecha surgió en 2003 en Uruguay, luego de que instituciones públicas y privadas advirtieron sobre la cantidad de embarazos precoces que había en las escuelas.