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La desinformación es un problema creciente en nuestra sociedad, conectada globalmente y donde los contenidos se comparten a gran velocidad. Foto: Cumbre Desinformación 2023.
La desinformación es un problema creciente en nuestra sociedad, conectada globalmente y donde los contenidos se comparten a gran velocidad. Foto: Cumbre Desinformación 2023.

Desinformación: qué es, sus consecuencias y consejos para prevenirla

Por: Marleidy MuñozPublicado: 16 de julio de 2024 - Actualizado: 16 de julio de 2024

Si tienes poco tiempo...

  • La desinformación es reconocida como una amenaza global creciente, como lo demuestra la encuesta de percepción de riesgos globales de 2024 del Foro Económico Mundial, que coloca este problema entre las principales inquietudes a nivel internacional.

  • Organismos internacionales y entidades educativas enfatizan la necesidad de desarrollar resiliencia social y alfabetización mediática para contrarrestar este fenómeno.

  • Además, se subraya la importancia de verificar la información y denunciar las falsedades en redes sociales, destacando el papel de los medios de fact-checking en Latinoamérica para elevar la calidad del debate público y fortalecer la democracia.

El Foro Económico Mundial publicó a inicios de este año la encuesta de percepción de riesgos globales de 2024, en la que la desinformación aparece como uno de las principales amenazas a nivel mundial. 

Según la organización no gubernamental, la información falsa es y será un asunto preocupante para los próximos años, con grandes impactos en la opinión pública. 

riesgos-globales-2024

¿Qué es la desinformación? 

De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), el término se define como la «acción y efecto de desinformar», y la «falta de información, ignorancia».

Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), «mientras que la información errónea se refiere a la difusión accidental de información inexacta, la desinformación no solo es inexacta, sino que tiene por objetivo engañar y se difunde con el fin de causar graves perjuicios».

La ONU considera que «la desinformación puede ser difundida por Estados o por agentes no estatales. Puede afectar [y] afecta a un amplio abanico de derechos humanos, socavando las respuestas a las políticas públicas o amplificando las tensiones en tiempos de emergencia o conflicto armado».

No obstante, la organización advierte que no existe una definición universalmente aceptada de desinformación. 

«Ninguna definición puede ser suficiente por sí sola, dados los múltiples y diferentes contextos en los que puede surgir la preocupación por la desinformación, incluso en relación con cuestiones tan diversas como los procesos electorales, la salud pública, los conflictos armados o el cambio climático».

António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, ha señalado que «contrarrestar la desinformación requiere una inversión duradera en el desarrollo de la resiliencia social y la alfabetización mediática e informacional».

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), sostiene que «la desinformación y la censura también constituyen amenazas para la libertad de expresión y la democracia». 

Por su parte, la Comisión Europea, ha analizado que la desinformación o las noticias falsas pretenden engañar de manera maliciosa al público. 

Según el LISA Institute, una entidad educativa de España especializada en seguridad, inteligencia, geopolítica y ciberseguridad: «La desinformación puede definirse como la difusión intencionada de información no rigurosa que busca minar la confianza pública, distorsionar los hechos, transmitir una determinada forma de percibir la realidad y explotar vulnerabilidades con el objetivo de desestabilizar (...); estamos hablando de obtener ventajas políticas, de minar los valores democráticos, de extender una nueva narrativa para, en definitiva, cambiar nuestra realidad. Y también de una forma nueva, barata y eficaz de injerencia».. 

El término también aparece asociado a otros de actualidad, como posverdad, ciberseguridad o injerencias. El diccionario Oxford declaró post-truth como la palabra del año 2016, y en 2017 volvió a hacer lo mismo con fake news.

La Unesco  publicó «Una guía para principiantes para establecer una organización de fact-checking en América Latina y el Caribe», en la cual concluye que «las desinformaciones son contenidos que circulan en distintos medios, pero actualmente sobre todo en redes sociales. Dentro del amplio abanico de desinformaciones pueden entrar notas, audios, videos o imágenes que inventan cosas que no sucedieron, sacan de contexto hechos o los tergiversan para cambiarle el sentido».

«Llamamos desinformación tanto a la información falsa diseñada intencionalmente para generar daño, o para obtener algún beneficio como a la que se comparte por ignorancia», apunta el organismo de la ONU.  

La organización señala que si bien en inglés se usan dos palabras diferentes (disinformation cuando es intencional y misinformation cuando no lo es), en español solemos usar el término desinformación para englobar a ambos. Como explican diversos documentos, como estos de la organización First Draft o de la Unesco, no se recomienda usar el término fake news sino optar por el término desinformación.

¿Qué consecuencias puede generar un ataque de desinformación?

Los contenidos falsos y narrativas desinformantes pueden tener consecuencias sociales, políticas y económicas devastadoras. Entre ellas:

-Pérdida de confianza en los medios de comunicación tradicionales

-Pérdida de confianza en las instituciones públicas

- Pérdida de confianza en la soberanía del ciudadano

- Puede influir en decisiones electorales.

- Provocar pánico en situaciones de crisis.

- Dañar la confianza pública.

- Dividir comunidades.

- Socavar la democracia.

- Polarización y radicalización social (enfrentamientos en torno a determinados temas políticos, económicos o sociales)

10 consejos claves para evitar la desinformación

  1. Intentar comprobar la veracidad del contenido a partir de la consulta de varias fuentes para tener una idea más completa y precisa. 

  2. Contrastar una misma información con otros medios de referencia.

  3. Comprobar la fecha de publicación.

  4. Contextualizar la información 

  5. Duda de los pantallazos o screenshots que recibas por redes sociales

  6. No te dejes arrastrar por la emoción. Es relevante analizar la información recibida de manera objetiva.

  7. Conocer los diferentes medios de verificación que existen en la actualidad. +

  8. No compartir contenidos en las redes sociales sin antes haber comprobado la veracidad y calidad de estos.

  9. Denunciar en cada red social las informaciones falsas.

  10. Identificar cuando un artículo es patrocinado.

En agosto de 2022, a solicitud de la Asamblea General de la ONU en su resolución de diciembre de 2021, el Secretario General también publicó su informe Contrarrestar la desinformación.

En Latinoamérica se han ampliado los verificadores. El pionero de la región y uno de los diez primeros medios de fact-checkers del mundo es Chequeado (Argentina, 2010), «cuya misión es contribuir a mejorar la calidad del debate público para fortalecer el sistema democrático».

En 2014, Chequeado creó LatamChequea, una red de verificadores de toda América Latina, España, Portugal y Estados Unidos, que actualmente reúne a 41 medios de 19 países. El objetivo de esta iniciativa es «compartir experiencias y herramientas que contribuyan a mejorar la calidad del debate público y fomentar procesos de colaboración entre diversos medios de la región para aumentar el impacto del fact-checking y la lucha contra la desinformación en nuestro continente».

A continuación, mencionamos algunos de los medios de América Latina que apuestan por contrarrestar la desinformación:

Agência Lupa, una organización brasileña.

Salud con lupa: un medio nativo digital dedicado a la salud pública en Perú. Pertenece a la Asociación de Periodismo con Lupa.

ColombiaCheck: un proyecto de Consejo de Redacción, que reúne a más de 100 periodistas asociados en Colombia para promover el periodismo de investigación. 

Detector de mentiras, unidad de verificación de la Silla Vacía (Colombia).

El Polígrafo, del diario El Mercurio (Chile).

Ojo Público, se fundó en Perú «para promover el rigor periodístico, la transparencia, los datos abiertos y los estándares democráticos en el Perú», dijo en 2016 el director de redacción David Hidalgo, en entrevista con el Centro Knight para el Periodismo en las Américas.

El Sabueso, unidad del portal mexicano Animal Político (México).


En el contexto cubano, también existen unidades de verificación como las de los medios independientes Árbol Invertido (CubaChequea) y elTOQUE (DeFacto). En noviembre de 2023 se sumó Martí Verifica, la unidad de fact-checking y datos de Martí Noticias.


Según expertos, la efectividad del fact-checking ha sido demostrada en diferentes países y situaciones. Puede encontrar más detalles en este artículo publicado por Maldita.es: «El fact-checking funciona: la evidencia sobre la verificación y la lucha contra la desinformación».


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