¿Qué está en juego para Cuba en las elecciones de Venezuela?

El régimen de Venezuela ha sido un ancla para la cúpula del poder en Cuba durante las últimas décadas. ¿Qué podría ocurrir si gana la oposición en el país sudamericano?

Los resultados de los comicios del 28 de julio serán trascendentales para el futuro de la democracia en Venezuela, para quienes habitan en este país que durante los últimos 25 años ha estado controlado por el chavismo; y para los más de 7,7 millones de venezolanos que han emigrado. Para Cuba también es fundamental lo que ocurra. 

¿Quién es el principal contendiente de Maduro y qué ha dicho sobre Cuba?

A pesar de todos los obstáculos que ha puesto el régimen de Caracas durante el proceso electoral, el exdiplomático Edmundo González Urrutia, de 74 años, logró inscribirse como candidato en representación de una coalición de partidos de la oposición, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD). 

González Urrutia (1949, estado de Aragua) fue embajador de su país en Argelia (1991-1993) y en Argentina (1998-2002). Es experto en Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, escritor, analista internacional, forma parte del Consejo Editorial Internacional del medio venezolano El Nacional, y tiene un máster en Relaciones Internacionales de la American University de Washington, Estados Unidos. 

También fue director del Comité de Coordinación y Planificación Estratégica del Ministerio de Relaciones Exteriores (1990 y 1991) y fungió como director general de Política Internacional de esta entidad, entre 1994 y 1998.

«Su base es esa: es un diplomático de carrera, muy estimado y respetado en el mundo diplomático, al que le tocó estar en esta circunstancia», declaró Daniel Varnagy, doctor en ciencias políticas y profesor titular de la Universidad Simón Bolívar, de Venezuela.

González Urrutia dijo que si llega al gobierno ese mismo día abre los calabozos a los presos políticos. Miguel Díaz-Canel mantiene cientos en las cárceles cubanas.

También ha planteado una reconfiguración de la política exterior de Venezuela basada en la soberanía y el respeto mutuo, con énfasis en revitalizar las relaciones con América Latina y reevaluar los vínculos con Cuba, China, Rusia e Irán.

«Hay que revisar las relaciones con Cuba, porque no es solamente el tema del SAIME [infiltración de agentes cubanos en el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería]; es el tema de los puertos y aeropuertos, la cedulación, los servicios de Inteligencia; en fin, hay un amplio abanico de cooperación que tendrá que ser revisado», declaró en exclusiva  Edmundo González Urrutia a la Voz de América (VOA) en mayo de 2024. 

Venezuela y el gran desafío político 

González Urrutia se convirtió en el candidato de consenso después de que Nicolás Maduro impidiera presentarse a María Corina Machado, la fundadora del movimiento Vente Venezuela y ganadora de las primarias opositoras del pasado octubre.  

También fue bloqueada, a finales de marzo, la candidatura de Corina Yoris, profesora y miembro de la Academia Venezolana de la Lengua, a quien Machado apoyó para que ocupara su lugar en la carrera presidencial. A Yoris le impidieron inscribirse ante el Consejo Nacional Electoral mediante el sistema automatizado de postulaciones.

A pesar de las constantes artimañas del régimen actual, María Corina Machado, recorrió todo el país reuniendo votantes en apoyo a Edmundo González.

Los sondeos coinciden en que González ha capitalizado una parte del respaldo a Machado. Una reciente encuesta de ORC Consultores arrojó que González tiene una intención de voto del 58,6% frente a un 14,2% de Maduro, una diferencia de 44,4 puntos porcentuales entre ambos aspirantes.

¿Qué ha declarado el régimen cubano sobre el proceso electoral en Venezuela? 

Miguel Díaz Canel durante la cumbre de la Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), el 24 de abril en Venezuela, replicó la narrativa propagandística del chavismo-madurismo, incluyendo desinformaciones sobre el contexto político venezolano.

Según el gobernante cubano el proceso electoral en Venezuela se desarrollaba «en un clima de paz y en apego a su Constitución». Esta afirmación es FALSA.

Desde que inició el proceso con las primarias opositoras de 2023, candidatos críticos del oficialismo y sus equipos de trabajo han sido víctimas de acoso, agresiones o irregularidades ejecutadas por partidarios del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y funcionarios del Estado. Puede conocer detalles AQUÍ. 

Por otra parte, voceros del Gobierno cubano también difunden información FALSA que ha sido desmentida por disímiles verificadores de contenido. Por ejemplo, intentan negar el respaldo multitudinario de María Corina Machado, ponen fragmentos editados de supuestos gestos de desagrado a sus seguidores, y en cambio, hablan del mayoritario apoyo a Maduro, a partir de encuestas manipuladas.

Las autoridades del régimen de La Habana conocen lo qué se vive realmente en Venezuela. Existen evidencias de que la Inteligencia Cubana opera en el país sudamericano en las más altas esferas, y personal militar cubano ha participado en acciones de interrogatorio y torturas de presos políticos venezolanos, según documentó Naciones Unidas. 

Además, conocen también que Maduro controla el poder legislativo, el ejército, la policía, el sistema judicial, el consejo electoral nacional, el presupuesto del país y gran parte de los medios de comunicación. 

El consultor político Luis Peche, advierte que «Maduro tiene a su disposición toda la maquinaria del Estado y recursos públicos para empujar a mover la mayor cantidad de personas posibles» en las elecciones. 

Por su parte, Oscar Murillo, coordinador general de Provea, una organización no gubernamental de derechos humanos, ha señalado que «lo que marca el escenario político en Venezuela, es la falta de garantías democráticas (…) que se expresa en unas condiciones muy precarias para una elección presidencial». Es «un campo electoral minado, un proceso lleno de obstáculos», añadió.  

¿Cuáles son las alianzas de los regímenes de Cuba-Venezuela?

Cuando Hugo Chávez murió en 2013, Nicolás Maduro llegó al Palacio de Miraflores y mantuvo el respaldo a Raúl Castro primero y luego al gobernante designado Miguel Díaz-Canel. 

Durante la permanencia del chavismo en el poder, la economía venezolana colapsó, pero a pesar de la crisis los acuerdos bilaterales con Cuba no han cesado. Los programas de cooperación se mantienen, aunque las autoridades cubanas no informan de manera transparente cuáles son las ganancias y su destino. 

Venezuela proporcionó al régimen de La Habana ingresos millonarios por las llamadas misiones médicas, que han sido denunciadas por organismos internacionales como «trata de personas» y «esclavitud moderna». Por ejemplo, en 2011 VOA reportó, que los estimados, basados en cifras proporcionadas por el propio régimen cubano, situaban en alrededor de 200 000 dólares anuales lo que Chávez pagó como promedio a Cuba por cada uno de los 29 000 y tantos médicos, técnicos de la salud y enfermeras. De ese dinero, el régimen de la isla sólo dio una parte ínfima a su personal en calidad de salario.

Maduro no ha dejado de enviar petróleo a la isla con precios preferenciales. El país caribeño depende de las importaciones de combustibles de su aliado para cubrir más de la mitad de su demanda. 

Jorge Piñón, experto en temas energéticos del Instituto de Energía de la Universidad de Texas (EE. UU.), declaró a Martí Noticias, que en 2023, «Venezuela importó un promedio de entre 55 y 57 mil barriles diarios».

Por su parte, el catedrático en Economía y Estudios Latinoamericanos, Carmelo Mesa-Lago, ha señalado sobre el tema de la dependencia de Cuba, en «crisis desde que desapareció la URSS», que Venezuela sería un «socio subsidiador». 

En marzo de este año, el primer ministro cubano, Manuel Marrero, fue recibido en Caracas por Maduro, como parte de una visita de trabajo, según reportes de la prensa estatal. 

Un mes antes, el canciller cubano recibió al embajador de Venezuela en la isla, Orlando Maneiro. 

Y en noviembre pasado llegó a Cuba, Diosdado Cabello, segundo hombre de Nicolás Maduro y vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela. 

Antonio Rivero, militar perseguido por Maduro, dijo entonces a Martí Noticias, que la visita del que ha sido señalado como el capo del llamado «Cartel de los Soles» a la isla «tiene que ver con las circunstancias del país» y el sostenimiento del poder en Venezuela.

Más recientemente, la Fiscal General de Cuba, Yamila Peña Ojeda, viajó a Venezuela en plena campaña electoral y se reunió con el fiscal Tareck William Saab para firmar un acuerdo conjunto hasta el 2026.

En noviembre de 2023, Venezuela y Cuba firmaron siete acuerdos de cooperación en materia turística. Un mes antes también las empresas estatales Unión Cuba-Petróleo (Cupet) y Petróleos de Venezuela (Pdvsa) suscribieron un convenio de cooperación en la exploración, producción y refinación de hidrocarburos.

Las relaciones entre ambos gobiernos también han estado marcadas por una política opuesta a la participación de Estados Unidos en planes de seguridad y defensa regional, la asistencia de militares e Inteligencia y la formación de recursos humanos de Cuba a Venezuela; y el acercamiento estratégico-militar a China, Rusia e Irán y a otros países rivales de EE. UU. y sus aliados. 

¿La Habana podría quedarse sin lo que consideran su principal aliado tras el posible fin del chavismo-madurismo? ¿El derrumbe de un modelo como el socialismo del siglo XXI depende primero de que llegue la democracia a Cuba? 

«Es absolutamente inviable la dictadura cubana y va a implosionar en cualquier momento, y las democracias frente a eso tienen un papel que cumplir, y el papel único que se puede cumplir es respaldar el esfuerzo del pueblo cubano que esta luchando por su libertad para retornar la democracia. Y cuando eso suceda en Cuba, ha de acontecer en toda la región, porque si cae la dictadura de Cuba, que está deshaciéndose, cae la de Venezuela, la de Nicaragua… que son sus satélites, sus ámbitos de operación y explotación», opinó el politólogo Carlos Sánchez Berzaín, director del Instituto Interamericano para la Democracia.