¿Muy pocos países del mundo tienen el nivel de electrificación de Cuba, como afirmó De la O Levy?

El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, aseguró el 20 de marzo en el programa Desde la Presidencia, con Miguel Díaz-Canel: «Muy pocos países del mundo tienen el nivel de electrificación que tiene Cuba; es decir, ¿por qué hay apagón? Porque tengo déficit de generación, pero hay apagón porque nunca naciste sin electricidad». La afirmación del funcionario cubano (VIDEO min. 54.28) es ENGAÑOSA. 

Según datos oficiales, Cuba tiene un nivel de electrificación del 100 %. Pero, ¿qué hay  detrás de ese número? Muchas personas en lugares de difícil acceso sólo tienen electricidad durante algunas horas al día; es bajo el consumo en una gran cantidad de hogares; son continuas las interrupciones sin previo aviso, y las familias sufren prolongados apagones a lo largo de casi todo el país. El nivel de electrificación está determinado por estos factores. 

Los temas centrales abordados en la inauguración del programa Desde la Presidencia fueron la situación energética del país y las protestas del 17 de marzo, en las que la ciudadanía coreó «corriente», «comida» y «Libertad», entre otras consignas.

A los estragos de una economía que se contrajo el pasado año en torno a un 2 % y acumula una inflación interanual superior al 30 %, se suman los prolongados apagones -de al menos 10 horas seguidas-, atribuidos principalmente a la falta de combustible y roturas en las viejas termoeléctricas. El miércoles 20 de marzo, otra vez Cuba quedó a oscuras en al menos la tercera parte del país. 

El gobernante cubano y el ministro dijeron en el programa, también transmitido en la televisión nacional, que comprendían «el descontento» de la población por la escasez de alimentos y los largos apagones. No obstante, Díaz-Canel y De la O Levy, minimizaron las recientes protestas antigubernamentales, y señalaron que no podían importar el combustible necesario por la «persecución energética» de las sanciones económicas de Estados Unidos. 

De la O Levy fue invitado a Desde la Presidencia para «analizar» la crisis energética actual y «las perspectivas de solución a corto y mediano plazo», reportó el medio oficial Cubadebate. Sin embargo, el ministro trató de justificar la situación del sistema electroenergético nacional con afirmaciones engañosas, que se suman a la narrativa gubernamental que desinforma.

¿Qué nivel de electrificación tiene Cuba comparado con otros países?

De la O Levy dijo que «hay Estados con millones de personas sin tendido eléctrico»  y otros –a los que decidió expresamente no citar– «donde la privatización hace inasequible la electricidad». 

En otro momento, el ministro también afirmó que, «cuando triunfó la revolución [en Cuba había] seis millones de habitantes y el nivel de electrificación era del 50%. Era en las cabezas de provincia lo que [sic] había de electricidad, con motores en algunos casos, con algunas planticas eléctricas (…) [El país] se fue electrificando».

No obstante, en un texto publicado por Cubaencuentro, se señala que «es un mito que al triunfo de la Revolución, Cuba fuera uno de los peores ejemplos globales en cuanto a electrificación». En el artículo de José Gabriel Barrenechea, periodista independiente y licenciado en Física, este afirma que «en 1958 Cuba era el país del Tercer Mundo con mayor producción per cápita de energía, y que incluso superábamos a algunas naciones como España, Grecia, o Irlanda, que hoy ostentan un sitio entre las economías desarrolladas». Más detalles AQUÍ.

Antes de 1959, Cuba ya podía considerarse uno de los países «grandes generadores» de electricidad en Latinoamérica, con una capacidad superior al promedio de la generación eléctrica por habitante del resto de la región, según un artículo del investigador chileno Martín Garrido Lepe, doctor en Historia Económica por la Universidad Autónoma de Barcelona.

La Mayor de las Antillas, cuyos datos anuales se remontan a 1938, tenía un promedio de generación equiparable con Chile, Argentina, México, Costa Rica y Uruguay. «De ellos, solo Cuba cae por debajo del promedio regional desde 1992», agrega Garrido Lepe en su texto, publicado en 2020 por la Revista Uruguaya de Historia Económica.

Sobre cuánto ha crecido la producción de energía eléctrica en la isla tras 1959, se afirma en un artículo publicado en el sitio web Cubaminrex (del Ministerio de Relaciones Exteriores) que Cuba «dispone de un sistema único electrificado al ciento por ciento, con líneas que llegan hasta los lugares más intrincados de los campos y montañas cubanos».

Según datos recopilados de forma conjunta por el Banco Mundial, la Agencia Internacional de la Energía y el Programa de Asistencia para la Gestión del Sector de Energía, el acceso a la electricidad (% de población) era del 100% en estos países de América Latina: Colombia, Costa Rica, Cuba, Uruguay, Chile, Ecuador, Jamaica, México, Paraguay, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago. Otros países registraron los siguientes indicadores: Perú (95,6), El Salvador y Guatemala (97, 9), Guyana (92, 9), Nicaragua (86,3) y (Haití 47, 2)

Los peores países del mundo serían: Sudán del Sur (7.7), Burundi (10,2), Chad (11,3), Malawi (14, 2) y República Centroafricana con (15,7). 

En un perfil energético de Cuba (con datos de hasta 2019) del Global Energy Monitor, una organización no gubernamental con sede en San Francisco, EE. UU., que cataloga proyectos de combustibles fósiles y energías renovables en todo el mundo, también se establece que el país tiene una alta tasa de electrificación que supera el 95 %.

Por otro lado, en el artículo «Una mirada a la transición de la matriz energética cubana», publicado en 2022 por la revista SciELO (Scientific Electronic Library Online), se asegura que el país «presenta un 99,8% de electrificación». 

Estos datos coinciden, aproximadamente, con las cifras oficiales que reporta la estatal Unión Eléctrica de Cuba. Sin embargo, son cifras que no pueden ser verificadas por entidades ni expertos independientes. En la isla sólo existe una entidad gubernamental que controla toda «la generación, transmisión, distribución y comercialización de la  energía eléctrica a todos los clientes residenciales y estatales». 

No obstante, aunque en Cuba existe una tasa alta de electrificación -de acuerdo a los datos del oficialismo-, el consumo de energía per cápita es bajo y, por otro lado, existe una gran dependencia de los combustibles fósiles. Además, entre 2018 y 2022 la generación de electricidad en el país se redujo en casi una cuarta parte. Esto refleja el pésimo estado de la infraestructura y de las plantas de generación, específicamente.

En 2020, el consumo promedio del sector residencial en Cuba era de 185 kWh. El economista Pedro Monreal advirtió sobre la precariedad del consumo del 55.5% de los hogares cubanos, ubicados en las tres primeras franjas de las tarifas más bajas. En un hilo de X puntualizó que esos datos pueden leerse como un «marcador de pobreza». 

La demanda energética tiene una relación estrecha con el Producto Interior Bruto (PIB) de un país, con su capacidad industrial y con el nivel de vida alcanzado. Según organismos internacionales, el consumo de energía por habitante es uno de los indicadores más fiables del grado de desarrollo económico.

Es preciso aclarar que el consumo de electricidad fue mayor a la generación que se reporta, porque esta no contempla la electricidad entregada por las plantas eléctricas flotantes turcas, ya que, técnicamente, eso no es producción nacional, sino una importación.  El consumo total de electricidad aparece en la tabla 10.19 del Capítulo 10 del Anuario Estadístico de Cuba (2022). Los números de 2023 no se han publicado todavía.

Con electrificación y también apagones

Tras el derrumbe del campo socialista en Europa, se agudizó la situación económica en Cuba y llegaron con el llamado Período Especial, prolongados apagones a lo largo de toda la isla. 

Al suprimirse las «relaciones preferenciales» (dependencia económica) que Cuba tenía con la entonces Unión Soviética, y alterarse los acuerdos concertados con el Consejo de Ayuda Económica (CAME), organización económica de los Estados socialistas, «bajo la que se impulsaron los planes de desarrollo industrial en Cuba» -como reconoce el Minrex-, la economía cubana cayó en picada. 

Luego se establecieron «acuerdos bilaterales» entre La Habana y Caracas. El entonces presidente venezolano Hugo Chávez (1954-2013​), envió a la isla 100.000 barriles de petróleo diarios que Cuba pagaba con el trabajo de los cooperantes de diferentes «misiones» en sectores de la salud, educación, deporte, cultura, entre otros. Surge un nuevo proveedor que sustituye a la antigua Unión Soviética. 

Desde entonces, no es que haya sido estable el servicio eléctrico en todo el país, pero los apagones fueron más esporádicos y menos prolongados. 

Tras la pandemia de coronavirus se agudizó la crisis del panorama económico cubano. 

Llegó julio de 2021 y estallaron protestas masivas antigubernamentales provocado por la escasez de alimentos y medicinas, los apagones, la falta de libertades y la violación de derechos humanos, según denunciaron organizaciones internacionales. 

«Después de décadas de negligencia en el mantenimiento y modernización de la matriz energética, el déficit de generación de electricidad se ha convertido en un mal permanente y cada vez más agudo en la economía cubana y la calidad de vida de la población. Las averías frecuentes en las plantas eléctricas, la falta de combustible y la actual ausencia de financiamiento para reparaciones han generado apagones prolongados y una creciente desesperación entre la población. En el siglo XXI ninguna sociedad civilizada puede retornar a la época que precedió al invento de la bombilla eléctrica por Thomas Edison en 1879», describió el economista Emilio Morales en el dosier «Cuba colapsa y también se apaga». El estudio publicado por Cuba Siglo 21 advierte de una crisis eléctrica en ascenso. 

¿Terminarán los apagones en Cuba?

De la O Levy publicó en X el pasado 10 de marzo: «La situación de los combustibles en un futuro va a ser mejor. Vamos a seguir enfrentando dificultades que paulatinamente iremos resolviendo. La prioridad son las plantas que consumen combustible nacional. El mantenimiento de la Guiteras, garantiza mejores condiciones para el verano». 

Sin embargo, en los primeros tres meses de 2024, el déficit de electricidad en Cuba (la diferencia entre lo que se produce y lo que requiere el país) ha oscilado entre los 500 y 1.000 megavoltios (MW). El nivel máximo reportado fue de 1.389 MW los días 17 de febrero y 16 de marzo de 2024. 

Morales afirma en el artículo «Cuba colapsa y también se apaga» que para reconstruir la capacidad de generación termoeléctrica en Cuba se requieren unos 10.000 millones de dólares y casi una década. (En «El Sistema Eléctrico Nacional y el futuro de la economía cubana», un análisis de Jorge Piñón y Ricardo Torres, se puede consultar una metodología para el cálculo de esos costos). 

El investigador alerta que la Unión Eléctrica registra «un déficit del 31.1% entre la oferta y la demanda de electricidad», y la situación se podría agudizar en las próximas semanas. 

Según el informe, la infraestructura de generación eléctrica en Cuba «es obsoleta y en muchos casos resulta impracticable su  reparación». Morales concluye que se necesitan de seis a ocho años para reconstruir la capacidad de generación termoeléctrica de la isla. 

Cuba posee ocho plantas térmicas. La mayoría de estas industrias procesan crudo nacional, con un contenido de azufre de entre 7 y 18 grados API, por lo que se requieren ciclos de reparaciones más frecuentes. Las intervenciones muchas veces han sido postergadas debido a la falta de recursos y financiamientos.

Por otro lado, contrasta el volumen de inversiones que se destinan al sector, con respecto a lo que ocurre, por ejemplo, en el Turismo. 

A inicios de año, el Gobierno cubano anunció el llamado «paquetazo económico», un conjunto de medidas económicas que incluye el aumento de los precios de los combustibles y la electricidad. Según Morales esto «ha bloqueado aún más el acceso ciudadano a un servicio eléctrico confiable» y las medidas «no solucionarán la crisis energética». 

Ante la interrogante de qué solucionaría los apagones en Cuba, Morales respondió: 

«La única solución posible es eliminar el modelo de centralización estatizado (totalitario) de la economía e ir a una economía de libre mercado (...) Es la única manera de que la producción energética pueda insertarse comercialmente en la economía nacional y de que pueda crearse un ambiente de mercado atractivo para que fluya el capital inversionista desde el exterior basado en la confianza, la seguridad y las oportunidades».